Y nosotros ¿qué podemos hacer?
Manos unidas nos propone este año en su documento base la actitud del buen samaritano, que “sirve para expresar el principio de la ‘compasión’, como la determinación constante de hacer lo que esté en nuestras manos para entrar en la enfermedad del ‘otro’, compartir sus penas y aliviar su sufrimiento. Es una forma de ‘hospitalidad’, de recibir en casa al enfermo, nuestro prójimo. Los enfermos de SIDA, malaria, tuberculosis, chagas, dengue, entre otras enfermedades, tienen valor para nosotros, nos importan, son seres humanos que no pierden su dignidad ética; nuestra compasión activa nos compromete con ellos para ser compañeros de viaje en la recuperación de sus salud y en el desarrollo de sus capacidades”.