martes, 18 de diciembre de 2012

El rey y el halcón


Van pasando los días del curso y no ha sido hace mucho cuando hemos terminado la evaluación. Quizás nos ha podido coger un poco despistados. Quizás nos pasa como al halcón de la siguiente historia.

Un rey recibió como obsequio, dos pequeños halcones, y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara.
Pasando unos meses, el maestro le informó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente pero que al otro no sabía que le sucedía, no se había movido de la rama donde lo dejó desde el día que llegó.
El rey mandó llamar a curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo hacer volar al ave.
Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió. Al día siguiente por la ventana, el monarca pudo observar, que el ave aun continuaba inmóvil.
Entonces decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa, a la persona que hiciera volar al halcón. A la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines.
El rey le dijo a su corte, traedme al autor de ese milagro. Su corte rápidamente le presentó a un campesino. El rey le preguntó;
- ¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago?
Intimidado el campesino le dijo al rey:
-Fue fácil mi rey, sólo corté la rama, y el halcón voló, se dio cuenta que tenía alas y se lanzó a volar...
Pronto vamos a tener nuestros días de vacaciones pero antes de irnos tenemos que preguntarnos, ¿podemos  irnos a casa satisfechos de nuestro trabajo? O ¿somos como ese halcón que hasta que no nos rompen la rama no salimos a volar?

martes, 11 de diciembre de 2012

Descubrir a Dios en los demás


Escucha esta leyenda rusa de Demetrio:

“Tuvo Demetrio que salir, por orden del Señor, hacia un lugar de la estepa para allí celebrar con Él, a una hora determinada, una importante conversación. En el camino tropezó con un viajero cuyo carruaje se había atascado. Se detuvo a ayudarle. La operación fue muy laboriosa, duró largo rato. Al final, Demetrio, consultó la hora, vio que se había hecho muy tarde y reemprendió su marcha a toda prisa. Voló más que corrió y llegó jadeante al lugar de la cita. ¡Inútil! Dios no había esperado, se había ido ya”.
Hasta aquí la vieja leyenda. Leída desde nuestra fe afirmamos que Dios no hace eso. Dios espera el tiempo que haga falta para acoger con los brazos abiertos a quien se haya detenido a empujar carros ajenos.
Más aún, espera a quien haya aminorado su marcha para acompasar los pasos a los de cualquier caminante. Pero la verdad es que Dios no tiene necesidad de esperar. Él no cita a sus hijos en lejanos lugares, sino que sale a nuestro encuentro. Es más, Él es la persona a quien se le ha atascado el carro.

martes, 4 de diciembre de 2012

San Francisco Javier


Ayer, lunes 3 de diciembre recordamos a San Francisco Javier, conocido como el patrono de las misiones.
Javier es un castillo de Navarra donde nació este Santo. Se llamaba Francisco, como el probrecillo de Asís, tan venerado en su casa. Nació en 1506 y murió, con solo cuarenta seis años, en 1552.
Desde los 35 años recorrió y evangelizó la India y Japón. Se le conoció como el apóstol de Asia, pero murió solo en la isla de Shangschuan, y sin haber podido pasar a China. Fue enterrado en la India (Goa)
San Francisco Javier fue el adelantado en las misiones de la Edad Moderna. Con los solos medios de la navegación a vela, recorrió más de ciento veinte mil kilómetros para anunciar a Jesucristo a pueblos que nunca habían oído hablar de Él y bautizó a decenas de miles de personas.
Javier es la figura modelo del misionero, lleno de vitalidad, de iniciativa y de valentía. Fue el primer europeo que se adentró en Japón y el primero que escribió a Europa contando cosas de allí. Afrontó viajes muy penosos, soledades e incomprensiones, lenguas y culturas desconocidas, envidias e intereses mercantiles y políticos. Todo, para cumplir la misión de su vida: dar a conocer a los más posibles la figura de Jesús y su Buena Noticia