Hay miles, millones de personas que contemplan el mundo con una mirada crítica y no se conforman con lo que ven.
Demasiadas injusticias, demasiada corrupción, demasiada desigualdad.
Para ellos falta algo fundamental en el mundo y sienten verdadera hambre y sed de justicia. Por eso no pueden estarse callados.
Son personas anónimas o instituciones. Algunas ONGs o asociaciones independientes.
Cada uno de ellos tiene una especial sensibilidad. Hay quien se fija en la desigualdad entre ricos y pobres; otros denuncian la discriminación racial o religiosa; otros denuncian la esclavitud infantil o la prostitución de menores; el trato desigual a las mujeres o la violencia.
Son situaciones que hacen arder el mundo con una gran violencia y que sólo puede ser contrarrestada con las armas de la no-violencia. Del grito pacífico.
Un ejemplo claro de esta tarea es Amnistía Internacional, que lleva años denunciando los casos que existen en cada país de incumplimiento de los derechos humanos.
Sus campañas son siempre gritos pacíficos basados en estrategias simbólicas no violentas.
Hoy te invito a mirar alrededor, a leer un periódico o ver las noticias del telediario. Trata de poner una mirada sensible para detectar las injusticias que existen y busca la manera de comprometerte para denunciarlas.
“Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”