martes, 1 de mayo de 2012

La niña y el titiritero


Era una niña de ojos grandes como lunas, con la sonrisa suave del amanecer. Huérfana desde que ella recordara, se había asociado a un titiritero con el que recorría, de aquí para allá, los pueblos de la India.
Ambos se habían especializado en un número circense que consistía en que la niña trepaba por un largo palo que el hombre sostenía sobre sus hombros. La prueba no estaba ni mucho menos exenta de riesgos. Por eso, el hombre indicó a la niña:
- Amiguita, para evitar que pueda ocurrirnos un accidente, lo mejor será que, mientras hacemos nuestro número, yo me ocupe de lo que tú estás haciendo y tú de lo que estoy haciendo yo. De ese modo no correremos peligro, pequeña.
Pero la niña, clavando sus ojos enormes y expresivos en los de su compañero, replicó:
- No, eso no es lo acertado. Yo me ocuparé de mí y tú te ocuparás de ti, y así, estando cada uno muy pendiente de lo que uno mismo hace, evitaremos cualquier accidente.
REFLEXIÓN: No andes preocupado por criticar lo que hacen los demás. Vigílate, en primer lugar, a ti mismo y libra tus propias batallas en lugar de intervenir en las de otros.